martes, 15 de mayo de 2012


No vengas con sermones ni alabanzas, ni vuelvas a decir lo que ya sé. Te invito a que me invites esta noche al pecado que jamás yo te invité.  Hay amores como el tuyo que duelen cuando están o si se van, hay amores sin orgullo que viven de perder la dignidad. Tu vida me sirvió para morirme, la muerte me enseño que hay que vivir.  No arregles lo que no se descompuso que nadie aquí está listo para cambiar, hay amores que se gastan con el uso que merecen libertad y descansar.